Desde principios de octubre de 2001 se dispararon las alarmas: alguien estaba enviando sobres con esporas de ántrax en lo que se calificó como el primer episodio importante de terrorismo biológico.
Desde el primer momento se relacionó los ataques con los atentados del 11 de septiembre. La relación entre ambos hechos se fundamentaba en que la primera persona que falleció a causa del ántrax trabajaba en el diario Sun de Miami. La esposa del editor del diario, alquiló dos apartamentos a los terroristas que llevaron a cabo los atentados del 11 de septiembre. Rebuscado pero llamativo.
Con una prueba tan débil se justificó la implicación de Bin Laden en los atentados del ántrax. La ola de pánico provocada por la recepción de sobres de correo que contenían esporas de ántrax ayudo a que se aprobara la nueva ley antiterrorista que permitía a las autoridades detener durante siete días sin cargos y sin control judicial.
Hasta el 31 de octubre el FBI había practicado 1000 detenciones y se sabía que se estaban practicando detenciones secretas.
La campaña bélica en Afganistán quedo eclipsada por la psicosis generada. Fuentes del gobierno del presidente Bush, contribuyeron a ello, declarando que solo existían tres países capaces de producir armas biológicas a partir del ántrax, EE.UU., Rusia e Iraq.
El 20 de diciembre de 2001 el FBI informa que tiene pruebas de que el ántrax salió de un laboratorio militar estadounidense. Una docena de funcionarios militares estaba bajo investigación.
Tras estas declaraciones la campaña de atentados cesa.
Las investigaciones descubren que la variante de las esporas de ántrax proceden del Instituto de Investigaciones Médicas de Enfermedades Infecciosas (USAMRIID) en los laboratorios de Fort Detrick. Precisamente son estos laboratorios los que realizan los primeros análisis de la muestras.
Originalmente, el FBI sugirió que otro científico de Fort Detrick, Steven Hatfill, podría estar implicado en el caso del ántrax en el correo. Su casa fue registrada y perdió su trabajo en
El científico sostuvo que no había desempeñado ningún papel en los ataques y más tarde presentó una demanda contra el Departamento de Justicia diciendo que sus derechos habían sido violados cuando los funcionarios federales hablaron con los reporteros acerca de su posible participación. El 27 de junio de 2008, el gobierno tuvo que indemnizarle por valor de 5.82 millones de dólares y fue exonerado.
Los investigadores giraron hacia Bruce Ivins, un muy respetado y premiado científico, escribió un montón estudios sobre el ántrax estudios, incluido un reciente trabajo sobre el tratamiento de inhalación de ántrax publicado el 7 de julio.
El científico se había convertido en el principal sospechoso de una de las investigaciones más caras en la historia de la policía federal estadounidense (FBI).
Ivins, de 62 años, falleció el 29 de julio de
El 7 de agosto de 2008, un fiscal federal estadounidense declaró oficialmente al biólogo fallecido Bruce Ivins el "único responsable" del envío de correspondencia contaminada con ántrax que causó la muerte a cinco personas y heridas a 17 en 2001.
La desaparición de Ivins no contribuye a aclarar los hechos, y sobre todo impedirá conocer el presunto motivo de los ataques.
