Una de las primeras religiosas que recurrió a este tipo de prácticas fue Santa Catalina de Siena (1347-1380), reconocida por su determinante influencia para que el papa Gregorio XI dejara Anfión y regresara a Roma en enero de 1377. Ella no sólo se flagelaba tres veces al día, sino que, de acuerdo con la biografía escrita por su confesor, Raimundo de Capua, llegó al extremo de insertarse trozos de madera en la garganta, para provocarse vómitos.
Otro ejemplo de este tipo de conducta es Santa Magdalena de Pazzi (1566-1607), una monja carmelita que se revolcaba en espinas y rociaba su piel con cera caliente mientras gemía: "¡Oh no más! Esto es soportar demasiado éxtasis dichoso", según consta en el libro “Las huellas corporales en las Místicas” escrito por Herbert Thurston, un colaborador de
Otras prácticas llevadas a cabo por religiosas a lo largo de la historia, y recopiladas tanto en el libro antes citado de Herbert Thurston y en otro llamado Mystik, escrito en 1928 por la religiosa Evelyn Underhill, incluyen beber agua con la que se lavaban los leprosos, grabarse en los pechos el monograma de Jesús, quemárselo con cera caliente y otras más extremas y escatológicas.
También entre los hombres hubo quienes mortificaron su cuerpo en busca de la santidad. Uno de ellos fue San Simeón (390-459). Se le llamó el Estilita, pues vivió encaramado a una columna (stylos en griego significa columna), sin descender jamás de ella. A San Simeón se le considera el inventor del cilicio.
Durante toda su vida religiosa ayunó los 40 días de la cuaresma. Según su biografía, escrita por Teodoreto, su contemporáneo y obispo de Ciro, San Simeón se encaramó primero a una columna de tres metros, y luego más y más alta, hasta llegar a los
Hoy, este tipo de aislamiento sería imposible. Hasta los monjes del monasterio de Santa Catalina (donde se encuentra la zarza descendiente de aquella en la que Dios se manifestó a Moisés) tienen correo electrónico.
considero estas preacticas como transtornos mentales, todos estaban enfermos, no se si santa catalina de siena estaba muy desequilibrada y todo era alucinación o es que si dios o aquello inexplicable le sucede a personas con transtornos, severos transtornos. yo misma he dejado el tratamiento aún asi no estoy tan mal,digo, por que al grado de beber un vaso con pus de enfermos terminales y aun no tengo alucinaciones y no me fanatiza dios o a lo mejor no me desvivo por ayudar a enfermos y obtener la santidad, no obstante aquello era otro nivel en definitiva, severo.