Psicofonias.

Las psicofonias, supuestamente, son sonidos, no perceptibles al oído humano, pero que quedarían registrados en aparatos grabadores. Hasta aquí, podrían tratarse de un fenómeno anecdótico, si no fuera por el empeño de algunas personas en explicar estos fenómenos como Sonidos del más allá y voces de los muertos.

Esta posible explicación implica la aparición de cientos de pruebas de dudoso rigor científico. En la mayoría de los casos nos encontramos que la única garantía de la veracidad de las pruebas, es el prestigio o la honestidad de las personas que intervienen en el estudio.

En multitud de ocasiones hemos oído que las grabaciones “son autenticas” por que el equipo de personas o persona que realizó la grabación, lleva muchos años dedicado al estudio de este fenómeno. ¡Como sí la perseverancia en un tema fuera garantía de honestidad!

La mayor parte de las conclusiones que se dan por parte de los implicados, tienen una carencia total de los conocimientos necesarios para teorizar sobre este fenómeno. Puede haber investigadores que obtengan magníficas psicofonías, pero que no estén suficientemente preparados para teorizar al respecto. También, nos encontramos con estudios que se realizan en entornos conocidos previamente por los investigadores. Si se realiza una psicofonia en un orfanato abandonado, los investigadores oirán susurros semejantes a llantos de niños. Es una explicación ya apuntada en la propia etimología de la palabra psicofonia, literalmente sonido de la mente, es nuestra mente la que oye lo que espera oír, o ha sido influida para que lo oiga.

Esto es una clara consecuencia de la no utilización del método científico para realizar estos estudios.

Y llegamos al gran problema de la parapsicología, en general:

Es mucho más rentable obtener, pruebas aunque falsas, de la existencia de los fenómenos paranormales, que demostrar que la mayoría de los casos son fraudes o tienen explicaciones racionales.



Esta verdad, fue descubierta hace un tiempo por todos los grandes vendedores de misterios, “No dejes que la verdad te estropee una buena historia”


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